Un sargento de la Guardia Civil es sancionado por exigir con amenazas que le abrieran un mesón cerrado para tomar algo

viernes, 1 de marzo de 2019

Previamente de paisano el Sargento acusado había estado en la cafetería del mesón con otros compañeros, se marcharon y tiempo después regresó nuevamente al mesón acompañado de otro Sargento, en esta ocasión vestido con el uniforme.

El mesón se encontraba cerrado, el Sargento se acercó a la puerta y pidió a la camarera que le abriera pero ella se negó a abrir. "El suboficial insistía, de forma cada vez más premiosa de tal manera que también solicitó lo mismo de otras dos personas que se encontraban en las cocinas", dicta la sentencia del tribunal castrense. El sargento que le acompañaba al ver que la cosa se estaba poniendo tensa decidió marcharse.

Mientras, el acusado continuaba con prepotencia a que le abrieran el local para tomar algo. Al día siguiente la camarera comentó los hechos a un brigada y dos guardia civiles que estaban en el mesón, lo que llevó a la apertura de una información reservada para esclarecer los hechos.

La sentencia confirmó la sanción de quince días de suspensión de funciones y de sueldo impuestos por el jefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil por una conducta gravemente contraria a la dignidad del cuerpo.

Al mismo tiempo se anuló una segunda sanción, al no poderse corroborar que durante el incidente hiciera uso de su arma reglamentaria.

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso del acusado dando veracidad a la sentencia del tribunal militar que lo condenó, comentando que: "comete esta falta grave un suboficial de la Guardia Civil que, vistiendo de uniforme, insiste en que se le abra un bar que está cerrado, con personal realizando la limpieza, y reitera su petición de que se le sirva, con formas no adecuadas, hasta el punto de incomodar al personal de servicio".


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